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9:11 p.m.

Quizás ando buscando el café que nunca florecerá,
Las semillas de oro gris que congelan la luz
Tal vez soy tiempo fugitivo, silencio en mis vértebras.

Podré jurar que los pétalos están perdiendo su color
Que en el tazón ahora sólo queda una bolsa con té amargo.
Será que estoy sujetando una copa de vino tinto en la mano equivocada?

Quizás ya sea hora para que enfrentemos la realidad.
De que abandonemos nuestro intento fútil de probarle al universo
que podemos romper las leyes que ataron nuestra mirada

Pero aún si las nubes se volvieran trasparentes.
O si se me están cayendo los músculos en cada respiracion
No pasará.

Quiero invitarte, que vengas con morral en mano
para enseñarle a tu corazón a latir en otra frecuencia.
No esquivaremos el viento que nosotros mismos hemos creado.

Quiero que volvamos a cazar a los dragones que pueblan el Amazonas
Que seas tú que leas los versos de los últimos días de invierno
Mientras mides lo profundo de mis inhalaciones

Déjame aspirar tus besos proféticos bajo una vela mística
Hazme perder mi nombre en el océano
como lo hacen los ríos que flotan en el otoño
Te invito a que cierres tus ojos y se te erice la piel
mientras recito en francés el mantra que se escapa de mis labios
y rompe mi mente en cristales que resuenan tu nombre.

Déjame trepar los Andes para acercarme un poco más a las estrellas
Hasta poder asomarme en la penumbra y ver tu sonrisa de girasol
Anunciar que aun me buscaras en la orilla de la luna.